domingo, 24 de mayo de 2020

INTRODUCCIÓN PARA LA ANATOMÍA DE UN VIAJE

Este texto fue compuesto para el Proyecto Anatomía de un viaje realizado por el fotógrafo Óscar Lobato durante  el mes de abril de 2020  en el período de confinamiento por Coronavirus. El proyecto fue publicado tal día como hoy en Facebook. En él la modelo es Nuria Alcántara. Uno de mis mejores amigas, casi casi una hermana.

Para mis amigos Óscar y Nuria. En su viaje de luz.

“Ojo Dulce, mirada repentina
para un mundo estremecido
que se tiende inflable
más allá de su misma apariencia”
Vicente Aleixandre.
“Criaturas en la Aurora”

INTRODUCCIÓN 
Casi nunca surgen cuando los anhelas a pesar de encontrarse como semiocultos, latentes, purgando por salir en un instante detenido.
Son esos espacios que evocan y convocan lo más interior de uno mismo.
A veces se desdibujan camuflándose en un lado de la casa, un lugar común que es canto de sirena para aquellossentidos que tienen la dicha de intuirlo.
Una ventana, un recodo doméstico que atesora instantes y captura miradas. Allí es donde se conjugaron la luz, la magia, el miedo y acaso el deseo. 
Una caja de Pandora oculta que de vez en cuando libera un sueño confinado durante un encierro que es solo aparente.
En ese lugar confluyeron la luz y una lente que buscaba captar su esencia. Ambos concitaron a las musasy al Señor de la Luz para iniciar un viaje a través de un mes muy distinto de los que antes poblaron ningún calendario. Un abril que ocultó sus mañanas, atardeceres y lunas cercenando costumbres, reorganizando vidas, encubriendo lágrimas. 
Pero libertad alada siguió el curso del río y venció a la noche.

Marta Redondo.

viernes, 22 de mayo de 2020

EL ABRAZO DE CRISTO



La llamada impactó como fragor silencioso al caer de la tarde. Era uno de aquellos días de abril de severo confinamiento. Se trataba de la hija de una moribunda a la que el cáncer había ganado la batalla. Precisaba el auxilio del último sacramento. Una sola llamada bastó para que él se lanzara a la calle desafiando peligros y venciendo recelos con el fin de  llevar el consuelo y la paz a aquella cristiana en sus últimos momentos. El hombre, que estos días ha colgado diariamente la misa en su canal de YouTube es el  sacerdote. D Jenaro Barreales, mi párroco.

Otro hombre.
En  el hospital ha estado noche y día atendiendo enfermos, propiciando sonrisas, llevando su energía desbordante por dependencias y lechos donde yacentes anclados en la incertidumbre de un enemigo desconocidos clamaban consuelo desde un fría soledad. Tras largas horas de guardia aún sacan tiempo para pensar en sus feligreses confinados cuidando de mantener alta la moral en una lucha sin tregua por mantener vivas memoria y tradiciones a través de interesantes vídeos cercanos y divulgativos y colgando la misa y devociones marianas también en YouTube . El sacerdote es Óscar Rodríguez, uno de los capellanes del hospital de León y párroco de la Unidad Pastoral de Matallana de Torío, donde está mi pueblo, El Barrio de la Estación. 
Ambos, como tantos otros, han mantenido un contacto real y virtual que se ha convertido un un abrazo continuo. El abrazo del mismo Cristo.

viernes, 15 de mayo de 2020

ANTONIO: LUZ AZUL.


      No se enciende una luz para meterla en un armario, sino para que, elevada, alumbre a  todos los de casa. 
    
    No he podido evitar detenerme en esta  cita evangélica  recogida entre las páginas de uno de los muchos libros que escribiste.Este que tengo entre manos se titula “Nueva evangelización”. Lo adquirí después de asistir a un taller de una de las ediciones de  la Semana de Pastoral en los que tuve la dicha de coincidir contigo. Los de casa. Justamente ahora nos encontramos en la que fue la tuya durante algún tiempo.

     Me encantaba  encontrarte por los pasillos, era como sentirme protegida por aquella palabra con la que mi alma se sintió reconfortada durante las clases de religión de EGB en el colegio Sagrado Corazón de las Carmelitas Vedruna.

    No me salía, pese a la horabilidad de los cargos que se multiplicaban sobre tú persona, llamarte D Antonio. Porque siempre te veía como nuestro Antonio, mi profe. Y ante tu presencia evocaba el deslizarse de la tiza sobre la pizarra trazando el mapa de Palestina o escribiendo en mayúscula la palabra Reino.
     Al unísono resonaba en mis oídos la palabra firme, con autoridad desgranando la vida de Cristo. La duda de Santo Tomas, el camino de Emaús, la elección de los doce. Nos presentabas un Cristo dignificado y repleto. Sereno, majestuoso a la par que justo y compasivo.

    Cuando me enteré de tu marcha precisamente este pasado, triste y confinado Viernes Santo tuvo que lanzarlo a los cuatro vientos. Se había ido alguien muy cercano. Mis compañeras de estudio recordaron las animadas Eucaristías del colegio, las convivencias de la Casa de Ejercicios de los Dominicos en la Virgen del Camino. Todo fueron recuerdos gratos. Te queríamos Antonio. Quizá porque nos hiciste paladear la belleza de un Dios amor cercano. Ese mismo en cuyo regazo estarás recogido ahora que el mundo permanece en medio de la,incertidumbre. Te imagino mirándonos rodeado de esa luz que de alguna manera nos hiciste intuir , mirándonos desde un cielo claro, de un azul como el de aquellos grandes ojos a través de los que pudimos ver el rostro de Cristo.

NO VALE, TÚ NO ESTÁS MUERTO