Ya flota en el ambiente. Las felicitaciones comienzan a invadir la bandeja de correo electrónico, los comercios rezuman dorado, los alumnos hacen temblar las paredes del Insti con un bullicio mayor de lo habitual, las compras se multiplican, los conciertos de villancicos se suceden, las familias planifican, los niños se visten de pastores para la función del cole, los abuelos se ilusionan viendo la faceta artística de sus nietos, los profes de Reli preparan festivales solidarios y los belenes allí donde les dejen, la ciudad se viste de luz, las familias y amigos se reúnen y celebran juntos, algunos sueñan con que les tocará el gordo de navidad, se multiplican las cenas de compañeros de trabajo, los corazones se conmueven especialmente ante la pobreza de los que no pueden celebrar nada porque la vida les jugó una mala pasada, el acordeonista de la calle ancha cambia su repertorio y lo llena de tonadas navideñas, los adolescentes y no tanto planean su nochevieja esperando que este año sea inolvidable.
Y el Misterio lo puebla todo...porque todo tiene su sentido por y para Él. Llega en silencio oculto en lo sencillo, humilde y pequeño. Como llegó hace más de dos mil años: desapercibido. Todo un Dios en un establo. Son las cosas de Dios ¡siempre nos sorprende!
Ya huele a Navidad...ese olor inconfundible a Dios.
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