viernes, 10 de septiembre de 2010

LOS JARDINES SECRETOS


Ante todo mantener la paz interior. Como alguien muy sabio dijo algún día " a cada día le basta su afán ". Entre tanto procurar que cada cosa que haces esté bien hecha y encontrarás una satisfacción y un alivio ante lo bien acabado que te proporcionará una pequeña alegría.
Esta mañana me he encontrado con varios amigos que me han regalado conversaciones muy enriquecedoras para el espíritu: el valor de las vocaciones de clausura, la paz que se respira dentro de esos conventos, la generosidad de sus ocupantes que pese a su pobreza dan a manos llenas. He pensado en mis amigas las Agustinas de Medina del Campo: en Sor Berta, en la Madre, Sor Isabel, Sor Martina, que tan encantada quedó con la pasta que nos comimos celebrando la Navidad a la puerta del Convento con los de 2º de la ESO (Blanca, Carla, Alex,Mario, Israel, Alejandro, Virginia...) Realmente las vocaciones a la vida contemplativa son un regalo. Siempre pienso en la imagen de una ciudad asolada por la contaminación, chimeneas irradiando gases tóxicos a la atmósfera, coches vomitando sus emisiones de dioxido de carbono. Y frente a eso inmensos parques cuajados de flores y árboles que contrarrestan lo anterior emanando oxígeno limpio a la atmósfera. Pues bien, ESO son ELLAS y ELLOS: EL OXIGENO DE NUESTRA IGLESIA. Gracias por haberlo previsto Señor, te ruego por ellos para que permanezcan fieles a su vocación. AMÉN.

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NARANJAS DE ESPERANZA