viernes, 4 de octubre de 2024

EL MÁS PARECIDO



 Dicen que San Francisco fue el mejor imitador de Jesús, el santo que más se le parecía. Algunos aseguran incluso que fue “el hombre más contento que jamás hubo en la Tierra”. Por  ello , el Papa ha tomado su nombre porque desea parecerse a este santo en su amor a los pobres y a la Creación.

Francisco nació en Asís (Italia). Era un chico muy alegre y generoso, el “líder” de su pandilla. Su padre, Pietro, era un rico comerciante y a Francisco no le faltaba de nada. Por eso, cuando de pronto apareció por el pueblo hecho un harapo, la gente empezó a gritarle: “¡Loco, loco!”. Su padre se enfadó tanto con él que le encerró en un calabozo del que, gracias a su madre, pronto salió.

¿Qué le llevó a Francisco para desear ser pobre? Cierto día, paseando a caballo por la campiña italiana, un leproso se atravesó en su camino (la lepra era la peor enfermedad de su época y muy contagiosa). Francisco quiso salir corriendo, pero algo le impulsó a bajarse del caballo, dar una limosna a aquel enfermo, abrazarle y besar sus heridas.

En los campos de aquel pueblo, había muchas cuevas. Francisco empezó a refugiarse en ellas para rezar en soledad y, otro día, paseando por allí se encontró las ruinas de una iglesia y, entre ellas, un crucifijo que le habló: “Francisco, repara mi Iglesia que amenaza ruina”. Al principio no entendía el mensaje, pero pronto se dio cuenta de que Jesús no le estaba pidiendo que reparara un edificio, sino los corazones de quienes formaban la Iglesia.

Desde ese instante, Francisco se hizo pobre. Había descubierto la grandeza de lo pequeño: los enfermos, las flores del campo, el sol y la luna, el viento… Dios ya le había hecho rico, no con el dinero de su padre, sino inspirándole un amor por la Creación entera.

Atendiendo a los más pobres y a la Creación, vivió feliz en armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. Se convirtió en el “juglar” De Dios.Cantando y bendiciendo, contagiaba a todos su alegría a través de ese Laudato Si’”  el himno que compuso para adorar a Dios por sus criaturas.

 

 

GAUDEMUS IGITUR

 


sábado, 28 de septiembre de 2024

Y ME LLAMAN EXTRANJERO

 



Muchos emigrantes experimentan a Dios como compañero de viaje, guía y ancla de salvación. Se encomiendan a Él antes de partir y a Él acuden en situaciones de necesidad. En Él buscan consuelo en los momentos de desesperación. Gracias a Él, hay buenos samaritanos en el camino. A Él, en la oración, confían sus esperanzas. Imaginemos cuántas biblias, evangelios, libros de oraciones y rosarios acompañan a los emigrantes en sus viajes a través de desiertos, ríos y mares, y de las fronteras de todos los continentes.

Nadie debe ser excluido. Su proyecto es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales. Entre ellos hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata. Es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos no sería el Reino que Dios quiere. 

También se pronunciaba claro nuestro obispo recientemente en una entrevista que José María Martínez le hacía recientemente en esta casa, ningún proyecto político que excluya al migrante camina conforme al evangelio de Jesús. La inclusión de las personas más vulnerables es una condición necesaria para obtener la plena ciudadanía. De hecho, dice el Señor: «Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver, fui extranjero y me acogisteis.» (2023)

Como reza esa canción de Rafael Amor que cantaba Facundo Cabral o Alberto Cortez.

… No me llames extranjero, traemos el mismo grito
El mismo cansancio viejo que viene arrastrando el hombre
Desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras
Antes que vinieran ellos, los que dividen y matan
Los que roban, los que mienten, los que venden nuestros sueños
Los que inventaron un día, esta palabra, extranjero

… Y me llamas extranjero porque me trajo un camino
Porque nací en otro pueblo
Porque conozco otros mares y zarpé un día de otro puerto
Si siempre quedan iguales, en el adiós, los pañuelos
Y las pupilas borrosas de los que dejamos lejos
Los amigos que nos nombran y son iguales los rezos
Y el amor de la que sueña con el día del regreso


Minuto 11

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LA ALEGRÍA DE VIVIR