miércoles, 10 de enero de 2018

BIENVENIDO MR HÉRCULES


 Bienvenido Mr. Hércules.
Por Violeta Stein

Cuando la troupe penetró en la estancia Perpetua supo que aquellos no eran de este mundo. O al menos que venían de uno muy distinto al suyo.
Miró de arriba abajo a aquel mocetón treintañero con la piel tersa y suave como la piel de la gocha que la cantinera andaba cebando para San Martín. Hacía mucho que no se veía espécimen semejante entrar por la tasca. Definitivamente no era de este mundo. Habría recordado aquellos pectorales de haberlos visto antes.
Recordó las tardes en que se unía al corrillo con la Lucí de Pardavé,  Paca la de la Valcueva  y África la del arriero. Analizaban detenidamente el “HOLA” con abanico en mano para bajar los sofocos provocados ante la visión de Arturo Fernández y Paco Valladares. Aquellos sí que eran tíos y no la nenaza de Brad Pitt que le gustaba a Elvira, la más pequeña de sus hijas. Tanto andar con aquellos tetrosexuales o como cojones quiera que se llamasen se le había atrofiado el gusto.
Y luego decían que ella era una ordinaria sólo porque le gustaban los tíos de verdad. Aunque aquel maromo que entraba por la puerta era de los que se depilaban.
Al fondo, sentada en una mesa, Purificación tejía una manta para su gata Luisa. A duras penas conseguía mantener los ojos despiertos detrás de las lentes, que invitadas por el sudor se dejaban deslizar por aquella infinita nariz puntiaguda como uno de los alfileres de su costurero. Cuando vio entrar a aquel fornido galán no pudo evitar un respingo de gozo ante tamaño espectáculo visual. Y en ese momento se alegró de haber abandonado el convento. Siempre fue mundana y casquivana. Además que eso no la iba impedir acercarse al Creador. Todo lo contrario.  Eran muy de alabar los encantos de aquella criatura hercúlea de pectorales imposibles. Ay hijo mío ¡quien tuviera cuarenta años menos!
El género que se dejaba caer por aquella cantina olía a naftalina y antigualla.

Usted no es de aquí ¿verdad? Fue la Purificación, recolocándose apresuradamente las lentes,  la que se arrancó a hablar.

Hombre pues ¿ no me conocen? Soy Hércules , el nieto de la señora Bernarda

¡Caray hijo! ¡pues si que has cambiado! Exclamó la tejedora fascinada mirándole con descaro de arriba abajo.

Si eras un niño chuchurrío y desganado y mira ahora hijo mío. Da gusto verte se te mire por donde se te mire.

Y esta quien es  ¿tu mujer?

Al lado de Hércules caminaba una Barbie de exuberantes encantos con un ceñidísimo  top luciendo una enorme bandera de barras y estrellas y enfundada en diminutos mini shorts de charol rosa que ensalzaban sus prominentes posaderas. Ondeaba en su nuca una inquieta coleta de caballo sujeta con una goma fosforito del mismo color que el chicle que mascaba machaconamente abriendo la boca a cada dentellada dejando al descubierto una dentadura insultantemente blanca. Sus dedos, terminados en largas uñas de porcelana rosa, jugueteaban con las cuentas de un largo collar de perlas de llamativos colores. De vez en cuando se balanceaba entre aspavientos desafiando la ley de la gravedad sobre unos taconazos de vértigo.

No. No es mi mujer. Ella es Geraldine, mi shop asistant.
¿Tu que?. Exclamó extrañada Perpetua, la fornida mesonera.
Una especie de ama de llaves,Perpetua - aclaró Purificación - lo he visto en la telenovela de la Sexta.
¡Aaaaaaaah!. La boca de Perpetua se abrió exageradamente convirtiéndose en cueva ideal para refugio de moscas estivales.
Pues va a coger frío con tan poca ropa culín. ¿Te acuerdas? Te llamábamos...Herculesín. Pero como era muy largo lo dejamos en culin. Ya veo que no te pusimos mal mote aunque tú tío D Casto, el boticario, nos prohibía llamarte así en su presencia. Siempre fue muy recto el viejo.

La conversación se vio interrumpida por el chirrido vespertino por otra parte habitual a aquellas horas. Era la silla de ruedas de Hortensia, la decana de las comadres que se unía a la partida de dominó siempre en último lugar. La pobre estaba limitada por una pertinaz sordera fruto de un catarro mal curado. La vieja miró  de arriba abajo,con su único ojo sano,  a la extraña pareja deteniéndose con aparente deleite en el varón. Luego se detuvo a observar que  detrás de ellos   caminaban una pareja de dóberman de aspecto feroz cuyos collares refulgían pese a la oscuridad rancia reinante en el local. Debían ser lo menos de brillantes.

-Oye Perpetua pero ¿desde cuándo dejamos entrar estos bichos en el bar? ¿No te habían dicho los de sanidad que nada de animales?  ¡Mira que esos perros son de venadas!. Hortensia, pese a sus limitaciones sensoriales, divisaba con su monóculo celeste más que muchos con plena agudeza visual. Era la corresponsal del pueblo. Rebosante de reflejos a sus ochenta y cuatro confeccionaba con sus sentencias y decires la crónica social del vecindario.

-Hay Hortensia ¡no seas rancia! Aquí tenemos a Culín el nieto de la Narda con su sex asistant y toda esa perrada.
.-Shop- corrigió culin.
.- ¿Mande? Inquirio Perpetua.
.-Que no es sex asistant, sino shop asistant. Y ellos son Donald y Trump mis perros guardianes. Los mejores bodyguard….¿cómo se dice en Castellanos? Eso es…guardaespaldas.

.-Hijo mío yo el inglés no lo entiendo y mira que a veces veo por la tele el datinglis con la niña de la Emilia que anda preparando unas oposiciones para la comunión europea.

.- Bueno culín no quieres ¿una Mirinda?

.- Podemos tomar un ¿Gin-tonic?

.- Aquí sólo tenemos cacaolat y la marca de Hacendado.
.- Bueno Perpetua tranquila. – apostilló Hércules- Vamos a ver si abrimos la casa de la abuela. Estoy en off.

.- Pues pensé que seguías viviendo en Madrid. Y dices que te has ido a Of, y eso donde queda…en América del Norte o por el Sur?...
.- No. Sigo en Madrid.

.- Eras actor¿ no?. La Bernarda nos lo dijo. Siempre fardando de nieto.

.- ¿Haces películas o series? Intervino Purificación

.- Digamos que me adapto a todo. Acabo de estrenar una película.

.- Anda y¿ cómo se titula?

Hércules carraspeó nervioso mirando a su ama de llaves con picardía. La Barbie dejó escapar una cacareante risotada.

.- Es muy largo Purificación. No te ibas a acordar. Y no creo que vayas a verla.

.- El caso es que...se oyó tenuemente la voz de la vieja Hortensia

.- y…¿ tienes que aprenderte muchos diálogos?

.- Bueno, no demasiados. Más bien es de gestos y eso...carraspeó nervioso...voy a tener que marcharme....

.-Paime que quiere sonarme este chico....bisbiseaba Hortensia

.- Estoy un poco cansado, mucho trabajo últimamente, a ver si la prensa no me caza.

De pronto la lente gran angular de Hortensia,  su único ojo sano se abrió desmesuradamente con el deleite de la victoria.

.- Ya está. Si. ¡¡Te he visto.!! -exclamo exultante la anciana como resucitada desde su silla de ruedas- . Un montón de veces. Coño rapaz tú eres Hércules Cernuda el famoso actor porno. Si ya decía yo que te tenía muy visto....





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