BREAKFAST´S AT TIFFANYS

Deliciosa. Una historia de amor que conmueve.

Cómo me gustan las películas clásicas. Las bandas sonoras, el vestuario, la elegancia de los diálogos, la cuidada puesta en escena.

Nunca la había visto hasta ahora aunque si había escuchado incontables veces su banda sonora sin apenas prestarle atención. Parece ser que no era la idea inicial el que Audrey Hepburn interpretara sul famoso tema principal:  Moonriver, Pese la su elegante belleza y delicadas maneras de la actriz británica, Dios no la había dotado para el canto. Parece ser que su laureado marido Mel Ferrer por entonces una estrella rutilante de Hollywood como Hepburn presionó a  Blake Edwards  para que la eligiera para el papel de protagonista con el añadido de que fuera ella quien entonara la célebre melodía.

 Aún así todo se le perdona cuando una admira su magistral pose en el alféizar de la ventana mientras interpreta la dulce canción al ritmo de una guitarra.
Y el guapísimo George Peppard con esos dulcísimos ojos azules que deshacen.
Muy esclarecedoras algunas reflexiones que hace la protagonista: "El amor demanda pertenencia""Cuando uno ama de alguna manera le pertenece a alguien...aun cuando quiera resistirse"
"Por mucho que pretendas huir siempre acabarás topándote contigo mismo"
"Tu misma eres la que estás encerrándote en tu propia jaula"
Estas últimas reflexiones son las que conmueven a una confusa muchacha y le hacen bajar de uno de esos célebres taxis amarillos neoyorkinos para fundirse en un beso final con el hombre que tanta lealtad y amor incondicional le ha mostrado.
Qué bonito el postrero The End enmarcando un delicioso beso de amor.
¡ Hummm! Los finales felices.¡Que nunca nos falten!