viernes, 6 de septiembre de 2019

VIENTO FRESCO


Este niño no puede pasar sus vacaciones encerrado entre cuatro paredes por mucho que su madre esté enferma. Tienes que obligarlo a salir.
Así recriminaba el abuelo materno al padre del pequeño Hans-Peter su descuido en la crianza del benjamín de la familia.
Momentos de intimidada madre-hijo

Es uno de los momentos más significativos de la película “Este niño necesita aire fresco”dirigida por la ganadora del Óscar Carolina  Link que estos días se proyecta en un cine de nuestra  capital. La película narra la niñez del popular cómico alemán  Hape Kerlerling como una etapa que el showman vivió marcada por figuras femeninas  familiares: una madre enredada en continuas depresiones agudizadas por problemas de salud, una abuela materna tenaz  que le inculca que luche por lo que sueña y la otra abuela que debe asumir el reto de cuidar de Hans y de su hermano tras varias desafortunadas pérdidas. 

La preciosa sonrisa de una madre que Hans se empeñaba en reconquistar.

La historia, elegantemente narrada, es un alegato a favor del humor como terapia frente a las adversidades. El pequeño se empeña en permanecer al lado de su madre para hacerla reír y agota toda su creatividad y vis cómica con el afán de arrancar del rostro amargo de su madre una sonrisa. Canta, baila, se disfraza. Todo ese bagaje infantil predeterminará  su futuro profesional  que será precisamente el de hacer reír. Un don que le ganará el afecto de toda la familia abriéndole todas las puertas.

Jugando a los indios con la abuela materna
La cinta , que rebosa luz e ingenuidad, es una propuesta distinta donde la figura de los abuelos aparece especialmente encumbrada como referente y anclaje.

La abuela le aconseja: "Sueña todo lo que puedas"

Sonrisa, niñez, viento fresco. Un acertado  cóctel que nos podemos preparar para celebrar este  inicio  curso que arrancamos  esperanzados ante el reto que nos plantea el Congreso de Laicos que se celebrará en Madrid en febrero  con el lema “Pueblo De Dios en salida” y para el que ya han comenzado los preparativos.  Será el tema principal y único en la próxima semana de pastoral. Sonrisa pues,  para predisponernos alegres ante un nuevo curso. Niñez para flexibilizar nuestra mirada y adaptarla a cualquier novedad. Y viento fresco que circule libremente. Será cuestión de abrir  de par en par las ventanas para que en la estancia penetre el aire nuevo y necesario para asegurar un ambiente saludable y regenerador, un viento fresco exento de impurezas y que aporte el oxígeno necesario para seguir respirando el aroma de Cristo, un aire que a la vez sea brisa vivificadora exhalada por el Espíritu Santo.
Feliz inicio de curso.


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