Santa Lucía
Santa Lucía, fue una mártir que nació en el siglo III, en Sicilia y que renunció al matrimonio y a las riquezas, viviendo una vida de entrega a los pobres y
enfrentándose con valentía al martirio, habitual en un imperio que temía ver temblar sus cimientos, como así fue, e causa del cristianismo. Gracias a su sacrificio, Lucía trascendió el tiempo, y llegó a convertirse en la patrona de los ciegos, de quienes buscan no solo la luz física, sino la claridad del alma.
La música, como la fe, ha sido un refugio donde su legado ha brillado. La barcarola napolitana “Santa Lucía”, interpretada por el incomparable Luciano Pavarotti, resuena como un himno inmortal. La canción es un clásico que celebra la calma y la belleza de una noche en el mar, mientras evoca la serenidad del barrio de Santa Lucia, en Nápoles.
Pero no es la única melodía que lleva su nombre; Miguel Ríos, con su balada de “Santa Lucía”, nos canta al amor perdido, a los ojos que alguna vez iluminaron la vida. En este homenaje terrenal, Lucía se convierte en la metáfora del deseo y la añoranza, recordándonos que en la búsqueda de lo perdido siempre hay un destello de esperanzay una chispa de alegría, como la que celebraremos este domingo gaudete.
Santa Lucía, mártir y musa que late en las notas de Pavarotti, en la melancolía de Miguel Ríos y ha sido y es el nombre por el que llamamos a muchas mujeres a las que hoy felicitamos en esta onomástica luminosa que el calendario nos regala a las puertas de la Navidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario