La Iglesia católica en España está de fiesta y de esperanza con la visita apostólica de Benedicto XVI a dos de sus más significativas e importantes ciudades. Este viaje –anunciado el pasado 3 de marzo casi por sorpresa– es un inestimable y providencial regalo. Y es que los reclamos que aguardan al Papa pueden ser más interesantes e interpeladores en orden a la revitalización de la presencia y de la misión de nuestra Iglesia en medio de la sociedad española.
1.- El Papa Benedicto XVI, peregrino entre peregrinos, va a visitar uno de los santuarios del cristianismo de mayor raigambre y atracción popular. Su presencia en Compostela este sábado 6 de noviembre de 2010 –en pleno y tan exitoso Año Santo Jacobeo– está llena de significados. El primero de ellos procede del mismo encuentro del Sucesor de San Pedro con las raíces apostólicas que laten en Santiago y desde Santiago en toda España, una Iglesia apostólica de dos mil años de fecunda historia de fe cristiana, traducida en prodigiosas expresiones misioneras, culturales y sociales. Reavivar, pues, estas raíces cristianas es objetivo central de esta visita papal.
2.- La visita papal a Santiago de Compostela conlleva asimismo un nuevo dinamismo para la tradición misionera de
Pero
3.- Una ulterior razón para dar la más cordial bienvenida a Benedicto XVI la constituye su etapa vespertina en Barcelona con la visita a
4.- Por último, nuestra bienvenida a Benedicto XVI no puede obviar el hecho de que Santiago y Barcelona son capitales de dos de las más singulares e identitarias comunidades autónomas de España. Y, más allá de planteamientos políticos y politizados, la visita papal a ellas y el uso de sus lenguas a buen seguro que contribuirán al bien común y a la concordia de todos.
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