viernes, 25 de marzo de 2022

LA COCINA DE LAS MONJAS

 



En el Convento de las Esclavas de Santa Rita

andan  las monjas dale que dale por la cocina,

con las sartenes y las perolas en los fogones,

y las tinajas llenas de tortas de chicharrones.

El torno rueda, rueda que rueda, Ave María,
y la tornera: Pues sin pecado fue concebida
¿Qué quieres niño? ¿Tiene usted durses de calabaza?
Recién salidos, da gloria verlos como la escarcha.

Mientras suena la “alacena de las monjas” de Carlos Cano, en el comedor de la Caridad se encuentran , entre el gentío, dos hermanas que recogen la cocina después de la cena de los pobres.
Entre el cacharreo tras la cena charlan animadas sobre su oficio.

.- Mañana sábado, madrugamos menos. Dice la Hija de la Caridad de ojos azules.
.- Seréis vosotras, nosotras a las 6 arriba. Réplica la Hija de San José misionera.
.- Pero si a esa hora Dios aún sigue dormido.
.- Pues se ve que las mías no se han debido enterar. Me voy a cambiar de congregación. A la vuestra que me voy. Deben pensar que como dormimos con Dios ya está todo hecho.
.- Y ¿por qué os levantáis tan pronto?
.- Pues porque tenemos que rezar.
.- Anda pero si estaréis dormidas. No se que rezos haréis.
.- Yo tampoco, dice mi amiga Isabel.

Interviene la Violera revolucionaria. Le encanta el espíritu combativo de Sor Isabel.
Hoy las “echaron la bronca” en el comedor por hablar demasiado alto. Les gusta recibir a los comensales con alegría, y tanto  desparpajo a voces no siempre es bien recibido. No todos entienden la incontinencia de espontaneidad. Ellas son así.

Cuatro monjas y cinco voluntarios acaban de limpiar la cocina.
Mientras, al fondo, el viejo Alberto dormita frente a un plato de comida semivacío. Solo se comió la torrija. Ya se acerca la Semana Santa. Lástima que no den limonada, total un poco más de alcohol poco se notará en medio de tantos litronas acumulados.
Será el último en salir.
Poco a poco se va terminando el día. 
Las luces del comedor se apagan.
La algarabía de las monjas se disipa.

Y Alberto, ya dejó su lugar vacío. Quizá mañana se siente en el mismo sitio.
O quien sabe, tal vez otro ocupe su lugar.

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