lunes, 19 de agosto de 2019

10 AÑOS

Y cómo se  comienza una entrada aniversario de un blog.



No me he visto en una igual.
Quizá saludándote y dándote gracias de manera especial por haberte acercado a esta ventana hoy.



Un 20 de agosto de 2009 veía la luz este pequeño batiburrillo de reflexiones y pensamientos hilados de letras, palabras y frases.
Fue un sacerdote quien me sugirió la idea de comenzar el proyecto. D. Vicente Huerta, valenciano él. Y también me habló de Facebook, la red social escaparate de este proyecto literario que se ha convertido en un diario íntimo, con el debido respeto  a mi admirado D. Miguel de Unamuno.
Aquella primera entrada trataba sobre las estaciones y la necesidad de tener paciencia para saber sobreponerse a las inclemencias de la vida. Esperar a que salga y sol y no juzgar la propia felicidad por una serie de tormentas pasajeras que siempre acaban alejándose. Buscar los rayos del sol, los instantes de belleza que la vida te depara. 
Durante estos 10 años ha sido fácil encontrar la inspiración sobre todo en mis alumnos y alumnas. La docencia fue una actividad que justamente comencé en septiembre de 2009 así que de alguna manera enseñar y escribir se han alineado en feliz maridaje. Y ser profesora de Religión ha supuesto un regalo durante estos años para darle una luz especial a todos mis escritos que sin buscarlo de manera consciente aparecen impregnados de Evangelio. El Evangelio. Un tesoro inagotable de sabiduría que aún queda por descubrir.
Mi familia es sin duda el sustrato que favorece las condiciones para poder escribir. Más por la Libertad que me conceden para desaparecer mientras escribo. En ocasiones han sido ellos los que han padecido el cierre de las contraventanas de casa por la falta de tiempo que he
invertido en abrir las ventanas de este espacio que ahora visitas.
Y mis amigos.  Los  que están cerca y lejos. Que con su ánimo y crítica me ayudan a mejorar y perfeccionar cada día.
Quiero mencionar en especial a Violeta Stein por darme su punto de vista siempre interesante. Ese personaje poético y algo tocado que me ayuda a desencorsetar toda esa maraña férrea de ideas a veces un tanto rígidas que amenazan con malograr mi creatividad y fantasía. El arte no debe ser reo. La belleza debe tener alas. Doy gracias a Violeta por recordarme con su fragancia libre que yo también debo serlo.
Me vienen a la cabeza muchos nombres. Pero no voy a escribir ninguno de ellos por miedo a olvidarme de alguno. Aquí anidan como mariposas fugaces que llenan mi cabeza de soles y risas. Y esponjan mi corazón con los recuerdos.
Disculpad la falta de calidad literaria.
Hoy me permitiré hacer escritura automática. Dicta el corazón sin ganas de andar respetando sintaxis ni gramática alguna.
La ventana se ha abierto al mundo. Recuerdo que fue mi amiga Paz la que me animó a abrirla de par en par.   Y José María el que me dio la confianza para  que la ventana estuviera en  la radio, y Miguel Ángel, que la acercó a  la prensa. Siempre hay ángeles que te ayudan a despejar el camino.
¡Vaya! Dije que no iba a detallar nombres, y ya se me han escapado unos cuantos.
La ventana ha  mirado aulas, hospitales, ríos, montañas, mares, valles, ciudades. Ha vivido acontecimientos. Se ha empapado de poesía. Ha recogido diálogos, palabras de otros y vivencias del alma. Ha sido paño de lágrimas y escenario de gozos. 
Gracias por posar tus ojos en ella y abrirla conmigo. 
Gracias por acompañarme durante todos estos años o en puntuales ocasiones.
De cualquier modo me has hecho sentirme un poco más querida.
Y de eso se trata. De ser y estar.
No ha querido deslumbrar. Se ha conformado con iluminar, aunque sea un poco,  capturando la belleza que nos regala la vida.
Seguiremos escribiendo mientras tu nos sigas leyendo. 
Violeta y yo. Mientras Dios quiera claro.


2 comentarios:

  1. Feliz aniversario, Marta, y que continúes con renovada ilusión asomada a esta ventana y contándonos todo lo que ves. Un abrazo enorme.

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  2. Gracias por el regalo de tu lectura Olga. Eres estímulo y ejemplo para escribir. Un abrazo.

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