viernes, 31 de mayo de 2019

EL ENCANTO DE LA MEDIOCRIDAD




Reina en muchos mentideros, la  opinión generalizada de  que ser mediocre es un estigma que ningún ciudadano que se precie debería permitirse.
Es necesario tener un buen status, ponderar alto para obtener una buena media, dedicarse a trabajos ilustres que otorguen al que labora un merecimiento digno de elogio, frecuentar espacios y eventos con glamour que le den a uno pompa y boato. Cualquier hecho que aleje del vulgo y la medianía será aplaudido por una sociedad en la que parece que la apariencia es la única moneda de cambio válida. Aunque esta inversión en postureo  no renta a largo plazo. Al final toda esta obsesión por ser singular y moderno no le libra a uno de ninguno de los males que aquejan al común de los mortales.
Los clásicos, en su búsqueda del  ideal de perfección, nos recordaban  esa expresión tan hermosa: Aurea mediocritas. “Dorado término medio", o "dorada medianía" o "moderación", que alude a la pretensión de alcanzar el equilibrado  punto medio entre los extremos. Ese punto de equilibrio que propicia La Paz que camina al lado de la felicidad.
Hay un cuento de Jorge Bucay que cuenta la historia de un rey que fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.
El roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el pino.
Mirando al pino lo halló caído porque no podía dar uvas como la vid.
Y la vid se moría porque no podía florecer como la rosa.
Mientras, desolada, la rosa languidecía sufriendo porque no podía alcanzar la altura y firmeza del roble.
Entonces el rey halló una planta, una fresia lozana y repleta que exhibía su humilde delicadeza en un modesto rincón del jardín.



¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín desolado y sombrío?
-No lo se. Quizá porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un roble, o una rosa, los habrías plantado.
Y fue entonces cuando el rey descubrió que quizás no todo el mundo cabía en aquella corona y que a veces la sabiduría se encuentra escondida entre los simples pétalos de una mediocre fresia.

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