Esta mañana, durante una guardia, un niño gitano blanco como la nieve de ojos azules como ningún mar que conozcas me dijo que no le gustaban mis clases.
Vino a decir que son demasiado experimentales. Que a él le gusta copiar y aprender.
Pero sin pecar de falta de modestia creo que lo que me estaba diciendo es que le gusta crear, porque durante mis clases he visto su genialidad.
Viendo que deseaba trabajar le propuse escribir un texto inventado (él así lo quiso. Profe. Algo que haga yo) y el tema estrella de la semana pasada.
El apagón.
Esto fue lo que me escribió. Milagrosamente salvado de un incidente que ocurrió esta mañana mientras tomaba café en el “Vías” y a una camarera se le derramó por completo sobre mi carpeta.
Exámenes bañados en marrón. Pero su relato quedó muy poco perjudicado.
Hoy la entrada es completamente atribuida a Aarón, el pequeño milagro escondido en 1ºB.
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