domingo, 1 de octubre de 2017

SOMOS VIP




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A menudo recelamos más de la cuenta.
Siempre les queda algo.
Mucho más de lo que pensamos.
Lo realmente importante cala en ellos y fructifica. Están diseñados para capturar la belleza y nutrirse de ella.
Por eso, aprovechando el descanso estival, reviso mi práctica docente y siempre decido comenzar de  nuevo cada curso de la misma manera.
Les recuerdo la parábola de la oveja perdida. Aquella que narra la historia de un pastor que como empresario era un desastre. Lejos de centrarse en criterios cuantitativos de productividad que aconsejarían tener contento a la mayoría, el zagal decidió  abandonar el rebaño para rescatar a una pobrecita extraviada que no debía valer gran cosa. La buscó incesantemente y olvidándose un poco del resto se afanó por recuperarla. Y una vez rescatada se la cargó sobre los hombros para incorporarla de nuevo al rebaño. No le importó recorrer caminos, emplear tiempo en su búsqueda, quedarse afónico de tanto gritar su nombre. Aquella ovejita era infinitamente valiosa. Única, irrepetible, insustituible. Como cada uno de esos alumnos y alumnas que se sientan detrás de nuestros pupitres. En especial aquellos que andan más despistados que el resto.
Ellos saben que es nuestro lema. Somos VIP. Very important person. Siempre esbozan una sonrisa cuando les hablo de esto en clase. Sonríen cuando les aseguro que quien les diseñó rompió el molde tras su nacimiento. Les encanta sentirse importantes.
Recuerdo aquella niña quebrada por una fuerte crisis adolescente. Después de una llamada de atención por haber  estado jugando con una cuchilla para atraer la atención de profesores y padres me miraba con ojos un tanto perdidos preguntándome. ¿De verdad que yo valgo profe?
Pues claro que si pequeña. Por ti Cristo derramó con un amor infinito hasta la última gota de su sangre. Todos somos VIP. Tú también.

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