martes, 8 de noviembre de 2016

THE SUNSHINE OF OUR LIVES





Era primera hora de la mañana.
El alumnado permanecía muy atento mientras observaba un interesante corto de esos que llamamos con valores. El cazo de Lorenzo, una reflexión muy interesante sobre las contrariedades que tiene que sufrir un niño con discapacidad.
El ambiente era de silencio, ritmo, armonía. Una clase serena y bien encaminada al aprendizaje y la interiorización. 

De pronto un rayo de sol revoltoso incidió en la pantalla dificultando ligeramente la visibilidad. Al lado observé un stor susceptible de ser desplegado para subsanar el problema. Quise decirle a un alumno que lo bajara pero enseguida decidí rechazar la idea.

 Aun cuando supusiera un inconveniente aquel rayo danzarín le ponía color al escenario monocorde. Quizá supusiera una ligera distracción para alguno de los muchachos porque la claridad impedía ver con precisión las imágenes pero el haz luminoso era de una belleza inigualable por ser el primero de la mañana y porque durante este frío mes de noviembre no habrá muchos como él así que ¿por qué condenarlo al olvido?. 

Al terminar la proyección hube de ocupar ese lugar porque es donde está situado el encerado y me convertí en la diana de mi dorado amigo solar.  Entonces pude sentir el tenue calor de este regalo luminoso que quiso posarse en mi cabeza. 

Ahora pienso en tantos rayos de sol que desperdiciamos en nuestras vidas porque decidimos ocultarlos bajo esas férreas persianas que solemos ponerles a tantos acontecimientos que nos desbordan o descolocan. ¡Dejamos pasar tantas maravillas que nos salen al encuentro!

Pero el rayo de hoy fue enteramente nuestro.Tuyo y mío. Nadie nos lo arrebató...

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