martes, 7 de junio de 2016

TIEMPOS RECIOS







Cuando los trimestres son largos como este que transitamos, el final se adivina lejano aún cuando está a la vuelta de la esquina. Con la llegada del buen tiempo se agudizan los peligros ya que las hormonas revolucionan ánimos y se exacerban los espíritus adolescentes de por sí dados a la dispersión propia del que ha descubierto vida más allá de la conocida hasta el instante. 

Las Aulas se revolucionan y a los profes no nos queda a otra que encomendarnos a todos los santos que conozcamos  y abrir la maleta de recursos para tiempos revueltos...siempre aparecerá alguno que consiga calmarles.

Y es que en estos tiempos crecen las tensiones, el calor propicia los efluvios coléricos y toca lidiar para pacificar ánimos intentando no perecer en el intento.

Esta mañana fui asaltada por una alumna presa de un ataque de desesperación, y prometo que no exagero en absolutos. Estaba realmente angustiada porque sus compañeros se burlaban de ella.
Cuando estaba a punto de abrir la clase para entrar con un grupo al aula de informática la alumna me tomó del brazo.

¡Profe!
La miré a los ojos y percibí tristeza
¿Qué ocurre?.- Tengo que decir que esta alumna no está matriculada en Religión en la actualidad pero nos conocemos por otros motivos
.- Quiero que convenzas a mis compañeros de clase de que la Iglesia no es una secta. Tu puedes ayudarme, tu eres la profesora de Religión.

Inmediatamente pensé - razón de más para que no me crean, muchacha, pensarán que soy una de las abducidas y que mi opinión sería contaminada ya que trabajo para la causa. Para ellos soy parte del entramado de mentes reblandecidas por la Religión cristiana.

.- Pero ella insistía y me rogaba que le ayudara dándome los siguientes argumentos: "Estuve interna varios años en un colegio. Las monjas ayudaban a los pobres, yo las acompañé varias veces al hospital a visitar algunos de ellos. Conmigo siempre fueron muy buenas. Me trataron muy bien y me enseñaron valores. No soy practicante pero no puedo decir nada malo de ellas. Y mucho menos que sean una secta..¿Por qué no me creen?

Salí al pasillo con ella. En torno al radiador había un grupo de alumnos mayores que me miraban con rostro un tanto jocoso. Muchas cosas pasaron por mi cabeza. Un montón de argumentos...pero supe que no tenía nada que hacer. Sus expresiones burlonas lo decían todo. Tenían ganas de fiesta y sinceramente yo prefería la fiesta que iba a tener con mis alumnos dentro del Aula así que sólo se me ocurrió decirles una cosa que no por ser manida es menos cierta

"No hay peor ciego que el que no quiere ver"...eso si, esgrimí una de las sonrisas más sinceras y francas que pude adoptar.

Tiempos recios que decía Santa Teresa ya por el siglo XV. Y las cosas no han cambiado demasiado...

Ánimo con ese final de curso...

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