sábado, 2 de abril de 2016

JUANITA LA FANTÁSTICA





    Juro solemnemente contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad en la entrada de hoy.
    Nos habían hablado de ella. Juanita era popular.
Id con tiempo - nos dijeron -  allí sabes cuando empiezas a comer pero nunca cuando terminas.
   Estábamos ansiosos de catar sus cebollas rellenas, reclinarnos en el escaño de su salita de estar y embebernos de cultura popular.
Una mujerina de pelo corto, bajita y con ojillos picaruelos salía a recibirnos un tanto acalorada por la emoción.

.-¡Son ustedes afortunados! ¡Van a comer con el secretario del Sr. Obispo!

   Lo que vino a continuación fue una experiencia que no se si calificar de surrealista o paranormal pero soy fiel a la verdad si os digo que pocas veces he recibido tal aluvión de sabiduría en tan poco tiempo. Aquella mujer era un auténtico pozo de ciencia. Véase

.- Uno de los mejores remedios para las contracturas de espalda es ponerse un ladrillo reflectante a ser posible de arcilla, 
.- El alto poder curativo del jabón "chimbo" y de los nudos de fresno podados en no se qué fases lunares.
.- Resulta muy difícil encontrar mano de obra que quiera desplazarse a pueblos como Pontedo para cuidar las ovejas. El pastor que yo tenía  además era muy vago. Me robaba vino por las noches y lo ponía en un plato del que lamía  como si fuese un gato. No se puede fiar uno de nadie, no lo duden.

   Afortunados debíamos sentirnos de comer en una fonda que a pesar de su aspecto humilde había albergado ilustres comensales como Federico Mayor Zaragoza, Alfonso Guerra y otros políticos que había aterrizado en helicóptero al lado de la casa. ¡Qué mal le caían aquellos guardaespaldas que les acompañaban!¡Tan serios y estirados que no eran capaces de dejar escapar ni una sonrisa!. 

   Nos contó también de  unos embajadores chinos que venían a pedirle asesoramiento para curar el cáncer y  de un puñado de astronautas con escafandra y todo que habían optado por degustar sus exquisitas viandas antes de partir para el espacio sideral. Ciertamente alguno de estos eventos había sido inmortalizado gráficamente tal y como corroboraban las fotos y recortes de prensa que orgullosa exhibía en un viejo y destartalado álbum de fotos.

  Su desbordante incontinencia verbal nos llevaba apresuradamente a los rincones más recónditos del planeta y parte de la estratosfera provocándonos lógico cansancio físico que ella no parecía padecer nunca a juzgar por sus idas y venidas a la cocina entre platos, consejos, y labores de maitre y comentarista política. Esta mujer parecía no tener límites para nada. En aquella casa vivía también una hermana que de vez en cuando se ausentaba probablemente por prescripción médica para conservar cierto equilibrio mental.

  Pero al final de la comida era imposible no mirarla con cariño: simplemente resultaba deliciosa.

    Fue hace bastantes años pero recuerdo vivamente aquella larga tarde. 
  
  Y hoy se lo he contado a unos cuantos colegas mientras comíamos. Me miraban con estupefacción no se si por la historia o un tanto sorprendidos por mis carcajadas.

   Hace un rato,  buceando en internet he encontrado un artículo - nada menos que de Julio Llamazares -   donde se ensalzaban las virtudes de esta adorable mujer. En ese artículo, Julio contaba que de labios de Juanita salió el más bello piropo que nunca nadie le había echado: "Y digo yo que qué prisa tendría la infanta en casarse estando Don Julio Llamazares todavía soltero"

  Esta buena mujer, que ya murió hace algunos años sin duda hará las delicias de los comensales celestiales.

   Imagino su carta de presentación: Juanita la fantástica, para servirle a Dios y a usted.

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