domingo, 14 de febrero de 2016

¿POR QUÉ?




   Dice mi buen amigo Pablo que para captar la atención del público es necesario contar una historia que encandile al espectador, al lector o al oyente. Estamos hartos de rollos y discursos sapienciales. Sobre todo los que nos hemos pasado gran parte de nuestra vida como alumnos en diversos escenarios académicos y docentes. Y doy fe de que ello es cierto por la experiencia que yo tengo del aula. La única manera de que los alumnos estén verdaderamente atentos es contándoles historias, a poder ser en los que el narrador haya participado como personaje principal o secundario. Y es que la imaginación es una de las dimensiones  humanas de la interioridad que más necesita ser alimentada. ¡Qué necesario es para el ser humano potenciar la elaboración de mundos!. Alimentar ese mundo onírico, lejos de ser una pérdida de tiempo fomenta la creatividad. Es la imaginación, además, una de las claves de la evolución. El propio Einstein reconocía este hecho. Imaginar es consustancial al ser humano y en particular al científico.

   Por ello, queridos colegas, qué útil resulta educar esta faceta junto con el resto de las que configuran la interioridad del ser humano. La memoria, el intelecto, la voluntad y nuestra querida imaginación por la que - no puedo evitarlo - siento especial inclinación. Serán nuestros alumnos los que se beneficien de todo esfuerzo empleado en ayudarles a educar su yo más allá de las pantallas y del  señor Google donde es imposible que ellos descubran su voz interior. Ciertamente corremos el peligro de que profundizar en exceso les lleve en determinados momentos a la preocupación, pero eso es mucho mejor que la frivolidad de quien tiene la cabeza hueca por no haberse detenido nunca a pensar. 


   Decía mi amiga Mari Pepa, misionera y docente, de la que he hablado recientemente, que no hay nada para activar los cerebros como hacerse y hacerles preguntas ¿tu que quieres hacer con tu vida? ¿cómo estoy viviendo?¿se realmente lo que significa amar a alguien?¿donde he fallado para llegar a esta situación?
¿he aprendido algo de este fracaso?. Una auténtica auditoría existencial ciertamente. Pero cuanto antes empiecen a pensar antes se acostumbrarán a hacerlo con frecuencia. Todo debe tener un entrenamiento. ayudarles a que descubran su camino para que vayan buscando el sentido de su vida es necesario. Y la escuela es un lugar privilegiado para dotarles de los recursos necesario para que ejerciten su pensamiento. 


    Por eso me ha encantado el curso In and Out (Interioridad y exterioridad) impartido por Francesc Torralba y Jose Luis Escribano que la Diócesis de León a través de su Delegación de Enseñanza programó ayer para todos los profesionales del mundo de la educación. Muy acertada la alusión que ambos hicisteis - sin acuerdo previo - al gran Viktor E. Frankl y a su insoslayable libro "El hombre en busca de sentido". Un referente en educación sin lugar a dudas. Los nazis podían controlarlo todo de los prisioneros: su comida, el trabajo en los campos, la hora de su muerte. Pero había algo contra lo que no pudieron: la libertad última de todo ser humano: la capacidad de respuesta ante todas las situaciones que la implacable maquinaria de horror del III Reich les situaban. Cuando el hombre tiene un por qué es capaz de soportar cualquier cómo.

   Así que habrá que emplearse a fondo, a veces contra todo y todos, a ayudarles a buscar y encontrar sus por qués. Sólo de ese modo será posible educarles para la libertad.


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