martes, 2 de febrero de 2016

MÉDICO DE ALMAS





Las palabras bombean a borbotones. Toca diván. Sacamos kit de primeros auxilios. Corazón en mano y oídos bien abiertos.

No voy a ser capaz de hacerlo. ¡Cómo voy a escribir un blog. Se van a reir de mi

¡Marchando dosis de autoestima!

Pues claro que si. Escribes muy bien. Yo tengo un blog desde hace un montón de años y me encanta. No sabes lo que una desahoga.

No he tenido que mentir. Es cierto. Sonia tiene una facilidad innata para escribir. Y lo hace francamente bien.

Se meten conmigo. Me llaman "hija de puta". Llevan conmigo yendo a clase toda la vida y me hacen esto. El Instituto les ha cambiado

Ahí solo cabe escuchar para sanar heridas. Le pregunto y parece que los profes y el Equipo Directivo ya han actuado sobre ello y han desactivado el acoso.

Mi madre murió cuando tenía ocho años. Me dejó sola y mi padre no sabe escucharme. Dice que las cosas que le cuento son tonterías.

Sonia, salvo raras excepciones la sensibilidad masculina dista mucho de entender el corazón de una mujer. Tu padre hace lo que puede. No llega más lejos aunque lo intente

 Toca empatizar con el padre desbordado.

Y no se que hacer con esta mancha de nacimiento que tengo en la cara. 

Esa mancha te da una personalidad que lo flipas. Y tienes unos bonitos ojos de color verde ¡ los verdes son los más fardones!

Toca refuerzo extra. La niña destila tristeza por doquier.

Dicen que me van a meter interna porque no tengo amigos. Me paso el día con el perro pero es que es el único que me hace caso

Gran verdad. El perro ni la insulta, ni recrimina ni la interpela. Ahí toca aceptar al cánido como parte básica para que la terapia sea efectiva.

Profe yo creo que mi madre me cuida desde el cielo. Nunca me hacía heridas cuando siendo pequeña, después de morirse ella,  me caía. Era ella la que ponía las manos para protegerme. 

Salió esa bellísima sensibilidad que ellos derrochan en las distancias cortas. Esa deliciosa capacidad del ser humano para encontrar belleza en los contextos más inesperados. Siempre se alza. Está dentro.

Y miro a Sonia y la abrazo. Y siento una especial comunión abrazada a ella. Confortada por su sonrisa. Una vez más me he dado cuenta de lo bonito que es ser - perdóneseme la pedantería - médico de almas.

La mía es una profesión que cura y me cura.

Caminamos por el pasillo reconfortadas. Con las almas enlazadas al haber compartido humanidades después de la clase de Reli.

Una vez más Dios a la vista. 

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