lunes, 15 de febrero de 2016

BANQUERO VIEJO





¡Donde estarán esos dichosos ambientadores!. ¡Qué manía tienen con cambiar las cosas de sitio en los supermercados!. Claro en el fondo es todo mera manipulación. Pretenden que no vayamos a tiro fijo. Descolocan las cosas. Las buscamos y así por el camino vamos atropando un sin fin de cosas que no necesitamos para ocupar un espacio que no tenemos. 

Tales pensamientos ocupaban mi mente en la sección de droguería de Mercadona a última hora de la mañana mientras buscaba en vano el artículo escondido.

¡Bueno mujer no te pongas nerviosa! ¡Ya aparecerá!. 
El sujeto tendría unos 70 años aunque pretendiera disimularlos enfundado en unos pantalones vaqueros de corte juvenil y embuchado en un jersey muy casual muy parecido al que llevan algunos de mis alumnos. En la mano - manos finas como las de los banqueros - sujetaba cinco palos de escoba distintos mientras a su lado una mujer vestida de marca de los pies a la cabeza caminaba espasmódicamente jurando ponerse nerviosa por no encontrar la fregona ideal que encajara con el mago de sus sueños. ¡No puedo!¡No puedo!. Clamaba desesperada como si estuviera envuelta en la más desesperada de las tragedias. La fémina aparentaba tener unos 50 años primorosamente maquillados bajo tinte oxigenado y un buen trabajo de restauración. Y el hombre no hacía otra cosa que seguirla cual corderillo afable por el pasillo del hiper mangos de fregonas en ristre a toda popa adoptando un aire sufrido como de un ¡Jozú quien me mandaría meterme aquí!. Los cabellos del hombre claramente teñidos de un castaño rojizo pugnaban por volver a su estado natural agarrotados tras una densa capa de gomina.

  Mil y una historias me vinieron a la mente entre sonrisas que hube de disimular detrás de una pizza recién adquirida en defecto del ambientador. Algo chirriaba en aquella pareja. O quizás fuera en mi cabeza que jugaba a encajar puzzles en un mar de prejuicios. Sólo se que la escena me ayudó a pasar un rato muy divertido. Y este momento jocoso me ha servido para hacer esta inocente y probablemente poco nutritiva entrada de hoy. O quizás no...quien sabe...pasarlo bien no es malo y compartirlo contigo es todavía mejor. Quiero creer que en algún momento has esbozado una sonrisa. Si es así misión cumplida.
 ¿Te imaginas que tal le podía haber quedado la fregona en la cabeza al banquero?


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