lunes, 16 de junio de 2014

Carrilero, rompe la rueda



Pues, no. Google no sabe lo que es un carrilero. Google no lo sabe todo. Google no es Dios.
Así que no he encontrado una imagen de carrilero. .
¿Que qué es un carrilero? Una persona que siempre anda por los caminos de la vida, vagabundo, de aquí para allá, gente que va y viene y no se detiene . Y se les dice que rompa la rueda para desearles que salgan de su mundo de marginalidad, Sor Maria Jesús dice que se cuentan con los dedos de una mano los que logran normalizar su vida.
¿Y quien es Sor Maria Jesús?la joven de 80 años más llena de vida que he conocido en toda mi vida. 
Desde hace muchos años dinamiza la Asociación Leonesa de Caridad. El hogar de los pobres que la Hijas de la Caridad atienden en los aledaños de la Pulchra Leonina. Después de vivir fascinada por la belleza de nuestra catedral descubro que el verdadero tesoro de León se encuentra justo al lado de la joya gótica, tras un austero portón.
"Es una Asociación puramente leonesa, no somos Cáritas, aunque colaboramos con ellos. Somos un Comedor Social que atiende a los pobres. Aquí viene todo tipo de gente. Separados como Ch. que viene a comer todos los días., no tiene pinta de pobre. Hay cuarenta personas fijas que vienen todos los días. Tienen  una pensión pequeña: tan sólo la habitación les puede costar por ahí 120 euros. Aquí por 18 euros al mes lo tienen todo cubierto. Los hay drogadictos, borrachos - no suavizaré el lenguaje, no lo traduciré a lo políticamente correcto - Sor Maria Jesús habla así con desparpajo, sin pudores pueriles, con la soltura de quien ha visto a la vida frente a frente. Hay un chico que se llama V. , abogado, tres masters, se ha metido en la droga. Sus padres desesperados ¡pobre chiquillo!¡Qué difícil es salir de la calle!. Hay más hombres que mujeres. Mujeres en torno a un 15%, algunas extranjeras, rumanas, búlgaras. Por comer sólo pagan 60 céntimos al día. Y arriba tenemos ahora a tres mujeres que han huido de la violencia doméstica, sus maridos las maltrataban y están aquí con sus niños, por eso veis este salón lleno de juguetes, arriba no caben.
Vivimos de las subvenciones. El Ayuntamiento nos paga la gasolina de la furgoneta, que anda todo el día por ahí, y la mujer de la limpieza, pero la mayor parte de los ingresos vienen a través de la puerta. Personas que traen sobres de 5,10, 15 euros.
Fijaos lo que es la providencia, hace poco tuvimos una mala racha. No había dinero, así que teníamos que tirar de los ahorros, decisión difícil porque suponía perder dinero, y a última hora llamaron a la puerta, una mujer nos dejó un sobre con ¡¡xx.xxx euros!!. Así que cómo no creer en la providencia divina.
Y cuando dice esto miro a mis chicos, y aún cuando sepa que ellos quieren seguir escuchando a mi impetuosa amiga les recuerdo la frase del otro día ¿casualidades?...esas son los milagros en los que Dios pasa desapercibidos...y David y Andrea se ríen como diciendo ¡ya está Marta aprovechando la coyuntura!
Sor Maria Jesús sigue y no podemos por menos fascinarnos, es como si estuviéramos conectados a una batería que irradia energía "Mujeres recomendables no hay muchas. Muchas o son de la vida o lo han sido y a veces hay que reñirlas porque vienen a buscar clientes ¡Baltasara!¡Haz el favor de subir el escote!. ¡Pobres, no son malas!¡Algunas sólo quieres que las quieran un poco!.
Mientras la hermana habla el trasiego de gente es constante: este señor es veterinario, viene todos los días a traer la comida de la Escuela de hostelería, la que está en las Ventas, y nos trae unas cuantas raciones que nos solucionan la comida de 20 comensales, y viene su hija y su mujer, todos veterinarios, y este otro señor ha venido a cortarnos el jamón que nos regalaron hace poco, no había quien lo cortara, y aquellas dos profesoras atienden dos días a la semana la lavandería, cuando vienen a ducharse dejan la ropa,ellas la lavan  y la planchan y se la dejan en el armario en la parte de la balda en el que han escrito su nombre, el nombre de los transeúntes, .¡Y qué importante ver tu nombre escrito en una balda cuando durante días estás sentado en un escalón, o en un rincón, invisible para los viandantes que pasan, como si formaras parte del mobiliario urbano!
Pero fijaos chicos lo que es la providencia Leopoldo es un señor de 80 años que tenía una finca inmensa y la trabajaba con esmero. Todos los frutos de su cosecha los entregaba al comedor, para los pobres así que los pobres comían todos los días ensalada de huerta pero ahora Leopoldo ha enfermado, no puede trabajar la tierra y se lamenta porque es un gran hipermercado quien ha asumido esa tarea ahora. 
Sor Maria Jesús se detiene y nos mira ¿os dais cuenta la providencia?. Aunque Leopoldo ya no puede cumplir su compromiso Dios lo ha arreglado todo para que sea M quien continúe suministrandonos los víveres vegetales, aun cuando no sean de agricultura ecológica.
Y las historias se suceden. La hora del recreo ha llegado y los alumnos y alumnas deberían regresar al Instituto pero no queremos marcharnos sin ver las instalaciones, los baños, el comedor, las cocinas "Hoy macarrones con tomate, y con pollo, que los musulmanes no pueden comer cerdo"
Y al fondo colgado de una pared diviso un calendario con la imagen de la Milagrosa... y pienso si no tendrá algo que ver ella en todo esto. Y miro a los chicos admirados caminando detrás de esta pequeña mujer de andar ligero y pletórica de fuerzas.
 Atravesamos un corredor y a través de las ventanas se divisa un pequeño jardín donde las rosas y geranios se esparcen a voluntad. Sor María Jesús nos mira con cierta complicidad, ojos vivaces que han visto tantas cosas ¡del jardín también me ocupo yo!...¡vaya hoy se me ha olvidado regar las plantas!

Pero todavía le queda mucho tiempo. Cuando salimos del comedor son las 11:35 horas así que seguro tendrá tiempo de regar sus flores y de otras muchas cosas.(la hermana ha estado toda la vida en comedores de caridad: Gijón, Oviedo, la Coruña, Madrid...¡hasta seis años de misionera en Guinea!¿habrá algo que se le resista?)

Mientras en algún rincón, tal vez al lado de la puerta de un supermercado, o a las puertas de una Iglesia, el pobre mirará su reloj, o se lo preguntará a un transeúnte que tenga buena pinta.

Y mi indigente amigo quizás suspire aliviado pensando que sólo le queda hora y media para que abran el comedor y para que quizás alguien le regale una sonrisa, la primera sonrisa del día...

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