domingo, 13 de enero de 2013

YO QUIERO SER ASÍ



En su obra póstuma El primer hombre, Albert Camus escribe: "No, la escuela no solo les ofrecía una evasión de la vida de la familia. En la clase del Sr. Germain Bernard, por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más esencial para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba al ganso. Les presentaba un alimento ya preparado, rogándoles que tuvieran a bien tragarlo. En la clase del Sr. Germain sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se les consideraba dignos de descubrir el mundo".

Este texto de Camus pinta genialmente al genuino educador, que, más que impartir y exigir la memorización de conocimientos muertos, es capaz de despertar en sus alumnos el hambre de aprender, de descubrir, de estar en búsqueda permanente del saber...
Decir la propia palabra y no repertir los eslóganes y comunicados de los demás es una experiencia de la genuina libertad.

Por ello, el verdadero educador es un agricultor de palabras, un tejedor de expresiones, un provocador de la creatividad y de la fantasía...

(Del taco calendario del Sagrado Corazón de Jesús)

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